Al otro lado del espejo, o mejor podría decir que tan solo es de la ventana. Esa ventana por la que siempre estabas asomado a las 6 de la tarde esperando que pasara, caminando, aburrida, o tal vez leyendo, y tú siempre ahí, inmóvil, pero inquieto, cansado, retraído. Entonces llegaba la vuelta de la esquina para verme, para verte. Desde que arreglaron el camino a nadie le gustaba hacer esa vuelta, todo porque salia mas largo desde ese entonces. Pero era agradable saber que cuando me acompañabas tendríamos mas tiempo para conversar, quizás mirarnos con caras de bobos y si era un buen día podríamos caminar tomados de la mano, sin esa vuelta posiblemente no nos hubiéramos conocido. Momento exacto para tropezar contigo y no con alguien mas, todo por ir escuchando mi canción favorita y no tu voz para correrme, recuerdo que te grite por ser tan torpe. Después de todo eras tu quien veía y oía. Pero no pude con tu sonrisa y sin verme forzada me reí contigo, y me acompañaste desde aquel día hasta casa.
Pero ahora que he descubierto un camino más corto, suelo irme por allá para no agotarme. Mientras que tu sigues ahí, esperando. Inmóvil como siempre en la ventana para vernos.
Al otro lado de esa ventana es que me sigues esperando, mientras que yo espero volver a casa menos cansada para irme por el camino mas largo y dejar que me veas, y caminar juntos, como antes.
Pero ahora que he descubierto un camino más corto, suelo irme por allá para no agotarme. Mientras que tu sigues ahí, esperando. Inmóvil como siempre en la ventana para vernos.
Al otro lado de esa ventana es que me sigues esperando, mientras que yo espero volver a casa menos cansada para irme por el camino mas largo y dejar que me veas, y caminar juntos, como antes.